*** BLOG DE LA SECCIÓN SINDICAL DE CGT EN ATENTO CORUÑA ***

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jueves, 5 de enero de 2012


¿GRABACIONES Y ESCUCHAS? ¡PAPARRUCHAS!

Cuando el pasado 31 de marzo de 2011 tuvimos constancia de que Atento iba a entregar a los trabajadores un documento a firmar -que indicaba que la empresa podía grabar las llamadas y cedérselas al cliente (Telefónica)-, la CGT se apresuró a hacer público un comunicado recomendando a todos los trabajadores que no firmasen el escrito de la empresa. La firma de ese documento suponía que, con la disculpa de controlar la calidad del servicio, aceptábamos ser grabados indiscriminadamente y ceder las grabaciones a Telefónica. Para nosotros esa aceptación atentaba contra el respeto a nuestra dignidad y era una intromisión directa en nuestra intimidad.

Ya a finales de 2009 y durante el 2010 tuvimos un precedente parecido cuando Atento comenzó a acosar a los trabajadores del CAT ADSL con un control abusivo del trabajo, al que eufemísticamente denominaban “tutorías”, que no eran otra cosa que prácticas intimidatorias donde un coordinador se sentaba a nuestro lado durante una o más horas de nuestra jornada mientras atendíamos las llamadas de los clientes. La CGT mantuvo una tenaz lucha sindical contra la empresa, un enfrentamiento firme que supuso una sanción disciplinaria a alguno de nuestros afiliados y que nos obligó a acudir a la autoridad laboral y a los juzgados para pararle los pies a Atento. Y lo conseguimos: la empresa se vio obligada a retirar las sanciones a los trabajadores, a la vez que fue sancionada por la inspección de trabajo y obligada a cesar en su acoso.

Conscientes de que en esta ocasión Atento tampoco iba a rectificar sus abusivos controles a los trabajadores, en abril de 2011 nuestra sección sindical denunció los hechos ante la inspección de trabajo instándola a que pusiera freno al nuevo acoso laboral al que Atento y Telefónica pretendían someternos.
La inspección laboral, con su habitual demora, ha resuelto obligar a Atento a eliminar o restringir la cláusula que otorga a la empresa la facultad de escucharnos y grabarnos indiscriminadamente y que, a la hora de hacernos escuchas, garantice en todo momento la intimidad del trabajador informando expresamente del procedimiento establecido para llevarlas a cabo.

Queda demostrado, por tanto, que la empresa no puede hacer lo que quiera, cuando, donde y como quiera. Que existen unas reglas del juego que no se pueden saltar haciéndonos más escuchas de las que correspondan con la disculpa de evaluar la calidad del servicio. Los “seguimientos especiales”, escuchándonos durante varias horas o durante infinidad de llamadas al día, han dejado de ser una herramienta que la empresa pueda utilizar para perseguirnos, amedrentarnos y sancionarnos.


                                                                              Salud.

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